Según Lawrence J. Beuret, que trabajaba en Chicago con adolescentes y jóvenes adultos con dificultades del desarrollo, los síntomas específicos que se pueden detectar cuando los reflejos primitivos están inhibidos pero los reflejos posturales están sin desarrollar serían:
- Dificultades de adaptación al entorno.
- Dificultades para aplicar los conocimientos adquiridos en la resolución de problemas.
- Dependencia emocional.
- Dificultades con el procesamiento de estímulos simultáneos.
- Dificultades para entender secuencias.
- Dificultades para afrontar situaciones con sobrecarga de información.
- Historial escolar de bajo rendimiento a menudo enmascarado detrás de un esfuerzo ingente de estudio y tutorías.
- Dificultad para comprometerse con nuevas tareas o desafíos.
Todas ellas, habilidades necesarias para rendir en niveles educativos más elevados como Bachillerato o Universidad.
Adicionalmente las dificultades en estos grupos de edad suelen incluir:
- Un historial infantil de dificultades motoras básicas.
- Niveles bajos de energía parecido a los casos leves de depresión pero que no responden a medicación.
- Falta de flexibilidad en el torso.
- Dificultad para llevar a cabo movimientos complejos como los que se requieren en artes marciales o danza.
En términos funcionales los reflejos primitivos forman parte de las autopistas de conexiones entre los músculos y el córtex motor.
Si una parte de esta estructura no está lo suficientemente madura, interfiere con el flujo de información a lo largo de esa ruta.
El cerebro puede generar mecanismos de compensación, pero no serán tan eficientes.