Los bebés nacen con muy poco control sobre su cuerpo. En un año serán capaces de sentarse, ponerse de pie, caminar, coger y manipular objetos, alimentarse, gesticular e incluso decir algunas palabras. Un año más tarde serán capaces de correr, escalar, garabatear, montar un triciclo y decir frases simples.

Los movimientos son directamente observables, cada patrón de movimiento se puede ver y observar. Los padres perciben todos estos cambios de forma visible lo que es frecuentemente objeto de preocupación.

Por el contrario, los cambios en la estructura mental tienen que ser medidos de forma indirecta y no son fácilmente observables a menos que sean graves y demasiado evidentes.

Arnold Gesell y sus principios dinámicos de crecimiento consideraba el desarrollo infantil como un proceso unitario en el que el movimiento y el control postural llevan aparejados un desarrollo de la estructura cerebral que se puede comprender mediante la observación.

En este proceso, el movimiento es el resultado de un cambio a nivel neuronal. Este patrón de desarrollo longitudinal lo podemos ver en la secuencia de maduración céfalo-caudal, próximo-distal.

Gesell supuso un contrapunto a las teorías conductistas que les decía a los padres que sus hijos estaban modelados completamente por su entorno, y, por el contrario, les ofrecía una aproximación al desarrollo de sus hijos potencialmente autónoma en la que la conducta estaba directamente relacionada con la maduración de la estructura cerebral del escolar.

Sin embargo, sus investigaciones habrán de permanecer latentes durante los treinta años posteriores en los que las teorías conductistas crecieron exponencialmente. Lo que nos ha llevado hoy en día a considerar el movimiento como un subproducto de los procesos psicológicos y educativos.

Curiosamente, al mismo tiempo, los trabajos de Jean Piaget se hicieron cada vez más influyentes y conocidos, lo que resulta irónico ya que su teoría del desarrollo mental está completamente basada en la integración perceptivo-motora y en la integración de los reflejos primitivos, y sin embargo, la investigación se ha mostrado mucho más interesada en las etapas posteriores, los contenidos de la mente, que en su base sensoriomotora.

Las aproximaciones teóricas top-down han sido dominantes en las investigaciones y la mayor parte del esfuerzo ha ido encaminado a la comprensión de la naturaleza del funcionamiento ejecutivo.

A principio de los 80’s, el interés en el movimiento fue ganando espacio y se ha ido beneficiando de las nuevas ideas acerca de la biomecánica, la psicología ecológica y la importancia de las teorías de los sistemas dinámicos. Se ha beneficiado, además, de la comprensión de la plasticidad cerebral y de los avances tecnológicos en neuroimagen para estudiar el movimiento y la actividad cerebral.

Del descubrimiento en neurociencia de que ninguna área cerebral trabaja aisladamente, se deduce que las redes neuronales que están en la base de los procesos sensoperceptivos, motores y cognitivos están amplia y densamente interconectadas, y que percepción, acción y cognición forman parte del mismo proceso.

Igualmente, la plasticidad cerebral tiene profundas implicaciones en el desarrollo ya que de aquí se deduce que la experiencia modula el cerebro, de forma que la información sensoperceptiva, la memoria y el control motor y postural proporciona a los niños nueva oportunidades de experiencias que continúa remodelando su estructura cerebral.

El decir: la maduración cerebral es por tanto dependiente de la experiencia y especialmente a través de la exploración motora y sensoperceptiva.

Se ha estudiado profundamente el desarrollo de las habilidades motoras para comprender la coordinación del movimiento y el control postural. Se ha estudiado las etapas iniciales del desarrollo de las habilidades motoras infantiles. Se ha investigado profundamente la relación motor-percepción. Pero hoy en día el área que está ganando interés es el estudio de la relación habilidades motoras-cognición.

Sería de gran interés para un futuro el estudio de la relación dinámica entre control postural y aprendizaje académico en los escolares. Cómo el movimiento tiene un papel determinante en las funciones ejecutivas superiores.

Si las habilidades motoras pueden ser entrenadas y mejoradas, las habilidades cognitivas también pueden mejorar a través del movimiento.

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