Reflejo de Banbinsky

El reflejo de Babinsky se describe por primera vez en 1898. Generalmente se considera que consiste en una respuesta de extensión del pulgar del pie seguido de la extensión de los demás dedos en forma de abanico como respuesta a la estimulación del canto externo del pie.

Sin embargo, diferentes investigaciones arrojan respuestas diversas y en ocasiones contradictorias ya que, cuando se estimula el reflejo, el movimiento de respuesta que se genera puede variar, incluso si se repite varias veces la estimulación.

Por ejemplo: Richards e Irwin encontraron siete respuestas:

  1. Flexión de todos los dedos.
  2. Extensión sólo del pulgar.
  3. Extensión de sólo uno de los cuatro dedos restantes.
  4. Flexión de uno sólo o de todos los dedos.
  5. Respuesta mezclada: flexión seguido de extensión o viceversa.
  6. Ninguna respuesta al estímulo.
  7. Respuesta incierta.

 

Respuestas de flexión y de extensión

Investigaciones posteriores encontraron que en el embrión con dos meses de gestación se da una respuesta combinada de flexión y dos o tres minutos después, de extensión.

Entre el cuarto y el sexto mes de gestación aparece ya la extensión y en el recién nacido puede aparecer primero flexión para pasar seguidamente a extensión de los dedos incluido el pulgar.

En consecuencia, se puede decir que la respuesta a la estimulación del reflejo de Babinsky es inconsistente durante el nacimiento probablemente debido a la debilidad del estriado. Poco después evoluciona a extensión para ir desapareciendo a medida que se va inhibiendo.

Respuestas de flexión y de extensión

 

Señales de inhibición del reflejo de Banbinsky

Finalmente aparece una respuesta de flexión solamente posible cuando los centros corticales superiores adquieren la madurez necesaria sobre las áreas subcorticales. Esta flexión final se considera una señal de que el reflejo se ha inhibido además de indicar una maduración de las áreas corticales creciente.

Es importante distinguir las distintas respuestas que pueden aparecer cuando se estimula el reflejo de Babinsky durante la evaluación, de forma que podamos identificar en qué momento de la maduración se encuentra el infante.

De igual manera es importante entrenar el reflejo para que finalmente aparezca la respuesta del adulto de flexión que nos indica firmemente que el reflejo se ha inhibido.

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