Siguiendo a Blythe (2009), el reflejo Tónico Laberíntico es un reflejo primitivo de posición que responde a la estimulación del sistema vestibular, mediante el movimiento de la cabeza y su cambio de posición, lo que produce como respuesta la extensión o flexión de los músculos del cuerpo. El reflejo tónico laberíntico se puede encontrar tanto en flexión como en extensión.

Entre las posibles funciones del reflejo tónico laberíntico podemos encontrar que, en flexión, mantiene al feto en el útero en posición fetal ayudando a facilitar la presentación del feto previa al nacimiento de forma cefálica, es decir, de forma que la cabeza presione el cérvix y le ayude a dilatar permitiendo que el feto pueda iniciar su paso por el canal del parto; y solamente aparece en extensión tras el nacimiento.

Durante el proceso de nacimiento ayuda facilitando el paso por el canal del parto permitiendo que la cabeza realice los movimientos de flexión y extensión que se necesitan para ello. El recién nacido no posee todavía el suficiente tono muscular como para sostener su propia postura en función de la gravedad.

El sistema vestibular reacciona en este momento a los movimientos de cambio de posición de la cabeza, bien en flexión o en extensión, modificando el tono muscular del cuerpo, que todavía no ha adquirido el equilibrio adecuado entre los músculos extensores y flexores para coordinar el movimiento y el control postural.

La inhibición de este reflejo se irá produciendo a medida que los sistemas perceptivos motores y el tono muscular se vayan desarrollando y se verá influenciado al mismo tiempo por el desarrollo de otros reflejos vestibulares que aparecerán a lo largo del primer año de vida del recién nacido y se extenderá hasta los tres años y medio de vida cuando se hayan desarrollado los reflejos posturales y completado el desarrollo del control postural.

¿Y si el reflejo tónico laberíntico no se ha inhibido cuando corresponde?

Si el reflejo tónico laberíntico no se ha inhibido hacia los tres años y medio, el niño no podrá mantener la estabilidad y no controlará el equilibrio del tono muscular, que dependerá de la posición de la cabeza.

Por otro lado, llevará también a un desajuste de la información procedente del sistema vestibular, la información procedente del sistema propioceptivo, y la información procedente del córtex cerebral, es decir, la intención del movimiento programado desde el córtex, modulada por el cerebelo, no coincidirá y contrastará con la realización del movimiento reflejo llevado a cabo desde el tronco del encéfalo.

El desajuste en estos sistemas se presentará en síntomas físicos como mareo, vértigo y alteraciones visuales perceptivas. Cualquier dificultad en la integración perceptiva (Ayres) afecta a la capacidad del córtex cerebral para interpretar la información sensorial correctamente, lo que redundará en la capacidad del córtex para codificar y abstraer información, y formar conceptos correctamente, y acabará afectando tanto al aprendizaje como a la conducta.

Según Blythe (2009) los síntomas que sugerirían que hay un reflejo tónico laberíntico sin inhibir serían:

  • a. En flexión: equilibrio y postura inseguros, hipotonía muscular y dificultades vestibulares como inseguridad gravitacional, mareo, vértigo, dificultades visoperceptivas y problemas espaciales.
  • b. En extensión: equilibrio y postura inseguros, dificultades de coordinación, hipertono, dificultades vestibulares, pisada sobre la punta de los dedos del pie, y dificultades articulatorias.

Se puede hacer madurar al individuo de forma que el reflejo se inhiba y se reduzcan los síntomas mediante ejercicios sencillos que reproducen los hitos del desarrollo en el primer año de vida.

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