Siguiendo a Sally Goddard, el reflejo de anfibio debería aparecer entre los 4 y los 6 meses de edad. En este reflejo la elevación de la pelvis genera automáticamente la flexión automática de la cadera afectando a la rodilla del mismo lado.
Este reflejo es importante para que el niño pueda empezar la etapa de arrastre, ya que le permite los movimientos independientes de las piernas y los brazos esenciales para poder arrastrar y más adelante gatear.
Si el reflejo de anfibio no se ha desarrollado correctamente, le impedirá el arrastre y el desarrollo del gateo con patrón cruzado. Además puede contribuir a desarrollar un hipertono que afectará posteriormente a las actividades deportivas que intente practicar.
Si el Reflejo de anfibio no está desarrollado implica además que los reflejos Tónico Laberíntico y Tónico asimétrico cervical no se han inhibido.