El reflejo de Landau no es un reflejo primitivo porque no está presente en el momento del parto sino que aparece aproximadamente a las 10 semanas de vida.
Tampoco es propiamente un reflejo postural propiamente porque no permanece presente durante toda la vida del individuo y se inhibe hacia los tres años de vida.
Sin embargo, el reflejo de Landau es un reflejo muy importante para el desarrollo de los reflejos posturales como reflejo puente ya que ayuda a inhibir el Reflejo Tónico Laberíntico, fortalece el tono muscular y ayuda al desarrollo de los reflejos vestíbulo-oculares de los que hablaremos en otra entrada del blog.
Este reflejo genera un aumento del tono muscular extensor en todo el cuerpo en la posición prona, es decir, tumbado boca abajo. Permite que el niño pueda elevar no sólo la cabeza sino también el torso, lo que supone un antecedente importante para el desarrollo posterior de otros hitos motores.
Cuando a los tres años el niño ya se siente seguro con su caminar erecto, este reflejo ya no debería estar presente, de lo contrario afectará al desarrollo del equilibrio y alterará el tono muscular de las piernas en movimientos que necesitan cambios rápidos de la tensión muscular como el salto.